Cantina Colterenzio

Colterenzio es una de las bodegas más jóvenes del Alto Adige y no es una sola familia, sino hasta 300 que trabajan en los viñedos durante todo el año, entregando, otoño tras otoño, preciosas uvas cosechadas rigurosamente a mano. Cabe señalar que para muchas de estas familias la viticultura no es la ocupación principal, sino la principal pasión.

En 1960, 26 enólogos de Colterenzio fundaron su propia cooperativa cerca de Appiano, independizándose así de los comerciantes de vino que fijaban los precios en ese momento. Este puñado de "rebeldes" dio a la cooperativa recién fundada el nombre de su tierra: el pequeño pueblo de Schreckbichl (Colterenzio en italiano), jugando también un papel pionero en seguir un camino de calidad con gran constancia. Luis Raifer, prendió fuego al polvo y en 1979 ingresó a la cooperativa como director. Traía consigo un equipaje lleno de ambiciones, también tras su viaje de estudios a California. Corrían los años ochenta y el Alto Adigio era mayoritariamente una tierra de tintos de calidad mediocre; Raifer, también enólogo, reconoció el potencial de esta tierra y sus excelentes vinos y, aprovechando el terroir propicio, la adecuada extensión de la superficie de viñedo y el buen hacer de los enólogos locales, dio el paso al frente. En primer lugar, en su finca "Lafòa", una colina besada por el sol, sustituyó las viñas de Schiava por las de Cabernet Sauvignon y más tarde por las de Sauvignon Blanc. Introdujo un estándar de calidad sin precedentes, es decir, una menor cantidad de cosecha, pero con uvas finas, precisamente para vinos excelentes. Así comenzó a gestarse, desde sus viñedos "piloto" con Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc, una nueva dimensión de calidad.

Hoy esta mentalidad se transmite a todo el mundo, experimentando con la creación de grupos de calidad con nuevas variedades. Aún hoy, los socios y colaboradores de la bodega siguen este modelo de forma constante, tanto en el viñedo como en la elaboración de todos los vinos. En la base de todo este proyecto hay ahora 300 enólogos, es decir, los miembros de la bodega Colterenzio que, con sus familias, trabajan todo el año en los viñedos para obtener uvas finas, otoño tras otoño.