Guntrum

Hablamos de las bodegas Louis Guntrum y nos encontramos catapultados a Alemania, a orillas del río Rin, en la zona entre Nierstein y Oppenheimer. La propiedad, administrada durante once generaciones por la familia Guntrum, ahora está en manos de Louis Konstantin Guntrum, quien administra todo él mismo. La peculiaridad que mejor define la misión de la familia es la larga tradición vitivinícola que se desarrolla a lo largo del tiempo en una pequeña propiedad inmersa en Rhein-Terrasse. La zona debe su nombre a los viñedos que adornan el terreno que desciende hasta la orilla del Rin. Visto desde arriba, este territorio no tiene ni un metro de tierra libre de viñedos y es fácil entender por qué: se considera la zona para la producción vinícola alemana por excelencia. Allá por 1648 la familia Guntrum estaba en Rhine Hesse, precisamente en el pueblo de Wörrstadt en Rheinhessen. En su pequeña propiedad decide empezar a cultivar uvas y producir vino. Los resultados parecen buenos, pero hay que llegar a la octava generación para admirar la estructura actual donde se elaboran los vinos. La gran estructura construida en la década de 1920 se debe a Louis Jean George Guntrum. Las generaciones siguen fluyendo y hoy llegamos con Louis Kostantin Guntrum que nunca quiso olvidar la tradición vitivinícola que tenía detrás. Para mejorar la producción, decidió combinar el pasado con el futuro utilizando las clásicas barricas de madera para la crianza, junto con depósitos de acero inoxidable. Gracias a este método, cepas clásicas de la zona como Riesling, Gewürztraminer o Silvaner son capaces de garantizar una producción de gran calidad. Las principales características se encuentran precisamente en el tratamiento y cuidado de los viñedos: poda moderada para garantizar buenos resultados incluso a largo plazo; reducción del uso de fertilizantes; análisis en profundidad del suelo para comprender las necesidades reales; vendimia manual de la uva. Poder ver cómo se procesa la vendimia en esta bodega nos devuelve a las raíces de la cultura del vino: el tiempo y la naturaleza en lugar de la tecnología y la mecánica. La elección no deja dudas y los resultados lo confirman: armonía y aromas embriagadores son la seña de identidad de la bodega Guntrum.