Grosjean

La bodega Grosjean se dedica desde hace años al cultivo ecológico de uvas de alta calidad, siguiendo el ejemplo del abuelo Douphin que ya había eliminado el uso de pesticidas y acaricidas para preservar no solo sus producciones, sino todo el territorio. Un territorio generoso, el de Ollignan en el Valle de Aosta, pero ciertamente no fácil y que, para producir sus frutos, requiere trabajo y dedicación constantes. Todo el amor por esta tierra ha sido transmitido de generación en generación, desde finales del 1700 hasta nuestros días, y ahora la empresa puede contar con 16 hectáreas de viñedo y una bodega totalmente renovada en el año 2000 y que implica el uso de energía verde, gracias a modernos sistemas fotovoltaicos que garantizan un bajo impacto ambiental. Además, en 2011, Grosjean obtuvo la certificación ecológica y desde 2015 la producción de vino se sitúa en 120.000 botellas al año. El viñedo de Rovettaz, tras un largo periodo de trabajo para recuperar la tierra de las zarzas y los bosques que la habían cubierto, ha redescubierto la importancia que le corresponde y se ha convertido en la zona vitivinícola más importante de la compañía, con sus 5,5 hectáreas. Se encuentra a unos 500 m sobre el nivel del mar y está orientada al sur, para poder contar con una buena luminosidad y una fuerte amplitud térmica que favorece la maduración de la uva, otorgando aromas y olores particulares. Además, la zona es azotada constantemente por los vientos Fohn que impiden la proliferación de setas y es apta para el cultivo de Petit Rouge, Petit Arvine y Fumin. En pequeñas áreas, en cambio, se producen viñas autóctonas como la cornalina. Una viticultura heroica, sin duda, dado el territorio impermeable, el clima de montaña y una productividad indudablemente económica de la tierra.