Doro Princic

En Località Pradis, municipio de Cormòns, Isidoro Princic empezó a elaborar y embotellar vinos allá por 1952, siendo así uno de los primeros bodegueros en depositar su confianza y esperanza en los entonces desconocidos vinos de esta extraordinaria zona, el Collio. Después de setenta años, su hijo Alessandro, asistido por su esposa Grazia, continúa la tradición paterna, dando testimonio de la gran pasión familiar y como gran prueba de que su padre Isidoro no se equivocaba en absoluto al creer ciegamente en los vinos Collio, convirtiéndose con el tiempo en un punto de referencia para todos los productores de la zona. Las siete hectáreas de terreno acogen varios tipos de vid, entre las que destacan las autóctonas como la ribolla amarilla, el tocai y la malvasía de Istria. La zona ofrece una orografía muy particular, caracterizada por margas del Eoceno, denominadas "ponca", que conforman los cerros y suaves laderas soleadas de la zona, garantizando al vino una mineralidad fresca y genuina. Dada esta característica, el trabajo enológico se centra mucho en el respeto a la uva y el objetivo de la empresa es sacar a relucir las notas únicas que aporta el terroir, siguiendo las enseñanzas y tradiciones de Isidoro. A continuación, los tintos envejecen en grandes toneles de roble, mientras que los blancos reposan en depósitos de acero, previamente privados del contacto con los hollejos. La producción final es limitada en términos de número de botellas, pero esto para garantizar una calidad muy alta de cada botella y etiqueta creada. Entre los productos destacados encontramos ciertamente la Malvasía y la "etiqueta azul" Ribolla Gialla, blancos extremadamente equilibrados capaces de revelar todo lo que la Naturaleza del Collio ha sabido expresar durante siglos.