Cantine Garrone

Cantine Garrone representa uno de los últimos baluartes de una viticultura heroica y olvidada, situada en una zona montañosa con una antigua vocación vinícola: estamos en Val d'Ossola, al norte del Piamonte, cerca de los Alpes. Es una zona poco conocida desde el punto de vista enoico, pero capaz de ofrecer vinos de gran calidad, comparables a Valtellina. Esta zona estaba íntegramente cultivada con vid, antes de la llegada de la nefasta filoxera, a finales del siglo XIX, que posteriormente arrasó con casi todos los viñedos de Europa. La industrialización del valle completará el abandono de los viñedos locales dejando a Cantina Garrone, y algunas realidades más, como última guarnición de una agricultura realmente difícil, impermeable y muy fatigosa: la viticultura de montaña. Cantina Garrone nació de hecho en 1920 y desde entonces sus miembros, durante varias generaciones, no han dejado de trabajar duro para continuar con una tradición extraordinaria y única. Todavía hoy es una empresa familiar, cerca de las primeras colinas alpinas, con un clima ciertamente favorable, fresco y ventoso, con hermosas exposiciones soleadas, que desde tiempos inmemoriales han sido el templo de Prünent, un antiguo clon local de Nebbiolo de las Langhe. A su alrededor se pueden ver terrazas, obtenidas en cada pequeño rincón y grieta de la tierra incluso ligeramente plana, sostenidas por escalones y paredes de piedra seca, colocadas en las laderas orientadas al sur, bajo el cálido sol de los Alpes.Los viñedos de la propiedad son particularmente valiosa gracias a ese cuidado obsesivo que se les reserva, con la presencia de viñas viejas, algunas incluso centenarias, sustentadas por las viejas plantas "fuera" prefiloxéricas del siglo XIX. Procesos exclusiva e inevitablemente manuales que requieren horas y horas de arduo trabajo, en situaciones ambientales realmente complicadas y peligrosas, debido a la verticalidad del territorio. La filosofía de elaboración de la bodega se basa en el respeto a las tradiciones y, por ello, los vinos que nacen son sencillos y con rostro auténtico, verdaderamente sensibles al entorno donde nacen y crecen.